viernes, 19 de febrero de 2010

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Hace días que, dentro de mi aburrimiento (algo no extraño en mis vacaciones de verano), intento comenzar a escribir en mi diario de vida... pero empiezo y luego de las dos palabras, la modorra me gana la batalla, y arranco la hoja en un acto "valiente" diciéndome: "¡qué va! para qué escribirlo si yo misma seré quien lo lea, y siempre lo que estará en el papel es un fragmento de lo que pasa por mi mente".

Hoy he sentido las ganas de apoderarme del teclado de mi laptop y darle rienda suelta a mis emociones en el único diario que es leído por otros, que a lo mejor recibiré un comentario y que me ofrece de todos modos una entretención doble: descargar mis ataduras mentales y leer al que se apiadó de mi falta de razonamiento y decide ayudarme con algún consejo o simplemente unas palabras sin sentido también, que causen risa.

Mi vida este año, digamoslo así, ha comenzado de cero. El 2009 fue definitivamente un año al que le podría poner "supr." y no me afectaría en nada. Los disgustos superaron las felicidades que el destino me ofrecía, y simplemente no encontré la manera de opacar los malos ratos. Pero este 2010, no sabría decir si ha comenzado bien... pero trato de convencerme de ello.

Mi padre sigue sin trabajo luego de casi un año y medio. Mi madre, consiguió un nuevo puesto en una pastelería de renombre nacional. Mis hermanos salieron como de costumbre de campamento en enero, al igual que mi pololo, por lo que la soledad jugó sus cartas y más de una vez las emisoras radiales románticas se apoderaban de mis tardes, haciendo brotar sin mayores esfuerzos lágrimas en mis ojos. Penas de amor, penas familiares, penas personales, un cúmulo de emociones que hasta el momento no sé canalizar en otra cosa que no sea eso. Pero ¿serán lágrimas verdaderas, legítimas o serán mera actuación o exageración? No tengo idea, las siento mías y me siento completamente dueña de su significado, aunque a veces yo misma no sepa cuál es. Da lo mismo, nadie me impide mojar pañuelitos, así que... ¿por qué no?

Ahora mi verano, no ha tenido muchas otras actividades... una que otra salida, por aquí por allá... reencuentro con amigas quizás, pero nada que me saque de mi diminuto mundo. Pareciera que el mundo gira a mil por hora allá afuera, pero acá adentro se niega a mover un dedo, creo que yo no le permito moverse, inconcientemente. Y son tantas cosas que me hacen crear una capa impermeable que me protege que cuesta sacársela de encima. Me aíslo automáticamente del resto, no sabría decir por qué en realidad, quizás solamente comodidad.

Advierto que estas líneas pueden parecer desordenadas, sin sentido, un escupitajo de la corriente de la conciencia. Lo sé, no se asusten... solo traten de fumarse tres caños antes... (jajaja, es broma... de seguro alguien en el mundo le ha pasado lo mismo) para lograr comprender algo.

Ya quiero que mi pololo llegue de su campamento de sobrevivencia en el sur, para abrazarlo, decirle que lo amo y que no quiero que se vaya más por tanto tiempo... que me hace mal. Pero aquí la que parece estar mal soy yo... si yo me valiera por mi misma por Tamina, de seguro no me preocuparía cuánto tiempo él está lejos... saldría con amigos, tendría mi vida... haría lo que todo adolescente debiera hacer. Viajar lejos de casa, comenzar su independencia... (no me refiero a vivir fuera de casa aún...) y disfrutar de los días que cuando eres viejo añoras tanto que regresen.

Tengo tanto miedo de quedarme por siempre aquí, sin hacer nada. Juro estar poniendo de mi parte, pero pareciera que por miedo a tener nuevas desilusiones evito muchos contactos con gente "potencialmente" peligrosa. A lo mejor es el sentimiento de que mi integridad es tan frágil que debo quedarme quieta, en un solo lugar para proteger su equilibrio. Mientras nadie se me acerque ni yo decida salir corriendo y dejarla apoyada sobre una esfera, nada debería pasarle.

¿¡Pero de qué estoy hablando!? Dios, dame la habilidad de no ser tan cuadrada y salirme de mis cánones, permíteme darme libertades de vez en cuando... sino no podré seguir sosteniendo tan pesada estructura sobre mis manos... necesito estaciones de relevo. Ayúdame a ser persona... aunque duela.

¿Es muy tarde para un comienzo?